lunes, 25 de junio de 2007

"La mochila blanca" ( un ejemplo de generosidad)


Esta historia es maravillosamente real, sucedió en la escuela Nº136 del barrio "Don Audemar" en la ciudad de Tacuarembó.-
Son niños de primer año escolar.-
Rosalinda, tiene 6 años, vive en una humilde casita en la cual comparte con 12 hermanitos...
...Como imaginarán en muy pocas oportunidades - casi ninguna - Rosalinda ha tenido la posibilidad de tener algo nuevo, algo a estrenar; no ha experimentado esa sensación tan espectacular que siente un niño al tener una cosa nuevecita; eso que produce un cosquilleo en lo más hondo de un corazoncito infantil.
Un día, llegó a la escuela radiante! con la sonrisa mas amplia que podía salir de sus labios...
-"Mamá me compró una mochila nueva!!"
blanca, capitoneada, impecable, la más bonita...la mochila NUEVA
Y asi asistió a clases día tras día, orgullosamente humilde...
La sorpresa de Susana, (la maestra) fue cuando Rosalinda se acercó a ella y le dijo:
- "hoy es el último día que traigo la mochila conmigo"
- "¿porqué?"- preguntó la maestra
-"es que a Iara, se le ha roto el cierre de su mochila y no tiene otra"
...
El lunes, Rosalinda vino a clases con una mochila viejita, sana, pero viejita. Iara, la vecinita de enfrente y compañera de curso lució encantada la MOCHILA BLANCA.-



Entonces pregunto:
- dónde se adquieren esos valores?
- quién enseña a ser asi?
- es capaz un adulto de hoy tener esa clase de actitud: dar lo mejor que tiene, obteniendo a cambio solamente ver la alegría del que recibe?
Creo sinceramente que Rosalinda es un cúmulo de virtudes, que de todas sus "carencias" surgen desbordes de "abundancias" (viejo dicho de mi padre "carece en la abundancia")
Aprendí de ella, gracias!!

sábado, 23 de junio de 2007


Imposible atravesar la vida...
Sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que un amor nos abandone, sin que nadie de la familia fallezca, sin equivocarse en un negocio...Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo para vivirla.Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.Uno crece asimilando lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir.Crece cuando se supera, se valora y sabe dar frutos.Crece cuando se abre camino dejando huellas, asimilando experiencias, ¡y sembrando raíces!Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos ni prejuicios. Cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes.Cuando cumple con su labor.Uno crece cuando se es fuerte por carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento... ¡Y humano por nacimiento!Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque caigan las hojas, recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo.Uno crece cuando es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse con residuos de flores, ¡y de encenderse con residuos de amor!...Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe.Uno crece cuando se planta para no retroceder.Cuando se defiende como águila para no dejar de volar...Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella...Entonces... uno crece.¡Y CRECE CUANDO CREE, ESPERA Y CONFÍA EN SU CREADOR!
Empuja

Cuentan que un muy buen hombre, que vivía en el campo, tenía problemas físicos. Un día se le apareció Jesús y le dijo: "Necesito que vayas hacia aquella gran roca de la montaña, y te pido que la empujes día y noche durante un año". El hombre quedó perplejo cuando escuchó esas palabras, pero obedeció y se dirigió hacia la enorme roca de varias toneladas que Jesús le mostró.
Empezó a empujarla con todas sus fuerzas, día tras día, pero no conseguía moverla ni un milímetro. A las pocas semanas llegó el diablo y le puso pensamientos en su mente: "¿Por qué sigues obedeciendo a Jesús? Yo no seguiría a alguien que me haga trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, ya que de nada sirve que sigas empujando esa roca, nunca la vas a mover".
El hombre trataba de pedirle a Jesús que le ayudara para no dudar de su voluntad, y aunque no entendía se mantuvo en pié con su decisión de empujar. Con los meses, desde que salía el sol hasta que se ocultaba, aquel hombre empujaba la enorme roca sin poder moverla, mientras tanto su cuerpo se fortalecía, sus brazos y piernas se hicieron fuertes por el esfuerzo de todos los días.
Cuando se cumplió el tiempo, el hombre elevó una oración a Jesús y le dijo: "Ya he hecho lo que me pediste, pero he fracasado, no pude mover la piedra ni un centímetro". Y se sentó a llorar amargamente pensando en su muy evidente fracaso.
Jesús apareció en ese momento y le dijo: "¿Por qué lloras? ¿Acaso no te pedí que empujaras la roca? Yo nunca te pedí que la movieras... Ahora, mírate, tu problema físico ha desaparecido. NO has fracasado, yo he conseguido mi meta, y tú fuiste parte de mi plan".
Muchas veces al igual que este hombre, vemos como ilógicas las situaciones, problemas y adversidades de la vida, y empezamos a buscarle lógica, nuestra lógica, a la voluntad de Dios y viene el enemigo y nos dice que no servimos, que somos inútiles o que no podemos seguir. El día de hoy es un llamado a "empujar" sin importar qué tantos pensamientos de duda ponga el enemigo en nuestras mentes, pongamos todo en las manos de Jesús, y El por medio de su voluntad nunca nos hará perder el tiempo, mas bien, nos hará ser más fuertes!

jueves, 21 de junio de 2007

COSAS ....

Sacúdete y sube
Se cuenta de cierto campesino que tenia una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.
El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo.
Al principio, la mula se puso histérica.
Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos.
¡ELLA DEBIA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA! Esto hizo la mula palazo tras palazo.
SACUDETE Y SUBE. Sacúdete y sube. Sacúdete y sube!! Repetía la mula para alentarse a sí misma.
No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIENDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso. Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.

¡ASI ES LA VIDA!